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reflexión.

Estudiar contabilidad me ayudó a ver el lado práctico y fundamental de cómo funciona una empresa desde dentro. Al principio puede parecer que solo se trata de números, pero en realidad es una herramienta clave para tomar buenas decisiones, controlar gastos y saber con claridad cómo se están usando los recursos.

Durante la materia aprendí no solo a registrar operaciones, sino también a interpretar la información financiera para entender la situación real de un negocio. Métodos como el PEPS, por ejemplo, me mostraron lo importante que es llevar un control ordenado de los inventarios, sobre todo en empresas pequeñas donde cada compra cuenta.

Gracias a esta asignatura, ahora tengo una base mucho más sólida para cualquier proyecto que emprenda o en el que trabaje, porque sé que llevar una contabilidad clara y bien hecha puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Sin duda, es una materia que deja aprendizajes útiles para toda la vida.

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